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DISEÑAR BELLEZA, CONFIANZA Y EMOCIONES.

 

Para comenzar este escrito me quiero referir a la ultima parte del libro “Diseño emocional” donde el autor hace hincapié en que todos somos diseñadores, pues manipulamos nuestro entorno personalizándolo y dándole un sentido propio.

 

En nuestros hogares al elegir donde va cada objeto considerado bello para el dueño  (pues la estética a mi punto de vista es subjetiva, debido a que lo que para unas personas es bello para otras puede no serlo, siendo esto algo a lo que hace referencia el autor en gran parte de sus paginas),estamos diseñando y haciendo uso de nuestra creatividad, de la percepción que tenemos basada en modelos estéticos como lo son la moda, el estilo y el boga.

 

 El diseñador se diferencia de la persona del hogar en el sentido que este ha estudiado y observado  la disposición en este caso del espacio permitiéndole ser ergonómico y adecuado para el buen funcionamiento de este. A mi parecer la función que tiene un diseñador y su deber para con el consumidor/comprador, es llevar a materia y objeto aquellas ideas que una persona, sin los conocimientos adecuados, no puede hacer realidad por si mismo.

 

 Por otro lado el autor hace referencia constantemente a tres niveles sobre los cuales desarrolla su libro, y son el Nivel Visceral, el Nivel Conceptual y el Nivel Reflexivo. Es asombroso como el autor, Donald Norman, estudia y muestra conocimiento, ilustrándonos sobre estos tres niveles y sus muestras en la vida cotidiana; hace referencia a las miles de formas en que los medios, la publicidad y hasta los diseñadores nos manipulan, haciéndonos pasar un deseo por una necesidad (siendo la necesidad algo que se necesita –valga la redundancia- y el deseo lo que se quiere[1]), todos estos agentes nos han hecho creer que para realizar ciertas tareas es necesario un objeto especifico, justificando su compra que en muchas ocasiones no es la mas económica, como es el caso que Norman muestra como ejemplo, el Maletín para ir y venir del trabajo con los papeles[2]; fácilmente se podría usar o una bolsa plástica y una bolsa de papel, pero nuestra imagen personal simplemente no lo permitiría, haciéndonos comprar o una carpeta (cosa que en el mundo laboral no se vería adecuado, o un maletín que los hombres optarían por comprar de cuero negro, si son personas convencionales y clásicas, o maletines mas remozados  para personas ya sea jóvenes o modernas.

 

Pero, ¿Quien fue el encargado de decir que no se puede ir al trabajo con una bolsa plástica o con una carpeta de colores?

 

A ciencia cierta nadie tiene respuesta a esta pregunta, pero considero que tiene mucho que ver el nivel reflexivo al que se refiere Norman (y el cual expondré con mayor detalle mas adelante) y la autoimagen que tenemos. Si bien,  puede resultar para alguna persona  mas cómoda la bolsa plástica que un maletín de cuero, pero por cuestiones de orgullo y en algunos casos de temor al que dirán las otras personas, este prefiere no hacer uso de ellas. Ahora bien, dado el caso que todas las personas encuentren mas cómoda la bolsa que los maletines, esto nunca se convertirá en una moda o tendencia, hasta que alguien mas de el primer paso, rompa con los esquemas y lleve al trabajo su bolsa; pues el ser humano es temeroso.

 

 

“Los objetos Atractivos funcionan Mejor”. – “¿De que modo puede la estética incidir en que una cosa sea fácil o no de utilizar?”.

 

Norman en el primer capitulo del libro Diseño emocional, centra la atención en como los objetos que consideramos bonitos-bellos, objetos en los que depositamos nuestra confianza, u objetos que tienen un significado emocional para nosotros, funcionan mejor que otros que no cumplen con estas características. El autor considera que las emociones cambian el modo en que la mente humana resuelve los problemas y que a su vez la estética es capaz de cambiar nuestro estado emocional[3].

 

Demos como ejemplo en este caso (para corroborar la teoría de Norman), una persona a la cual desagrada el color amarillo, el simple hecho de verlo le fastidia y no soporta trabajar en un ambiente donde este color sea dominante; un amigo le ha regalado unos audífonos amarillos por su cumpleaños, condición que lo limita a usarlos. Inconscientemente esta persona va a empezar a encontrar peros sobre estos audífonos, tal vez diciendo  que el sonido no es optimo, que los botones para subir y bajar el volumen no presionan bien, que se sienten inseguros y endebles. Ahora bien si se regalaran los mismos audífonos en un color diferente (un color que le agrade, tal vez el azul) su percepción de estos cambiaría, generándole un vinculo con estos audífonos por ser de un color agradable a su vista, y su funcionamiento no tendría reparos.

 

Otro buen ejemplo que da el autor, es el del mini Cooper, el cual es un carro agradable a la vista y sus defectos no son “comparables” o son insignificantes, en relación de su aspecto físico y lo bonito que es.

Por otro lado, tanto los estados afectivos positivos  como los estados afectivos negativos  son relevantes e importantes a la hora de diseñar.   

 

“En un estado afectivo de tipo negativo, los neurotransmisores afectan en influyen en en el cerebro para que focalice, centre su atención en el problema, sin que haya distracciones (…). En un estado afectivo positivo, los neurotransmisores amplían el procesamiento cerebral, los músculos se relajan y el cerebro atiende a las oportunidades que le ofrece el afecto positivo”.

 

El valor de los afectos de tipo positivo, son mucho mas relevantes y tienen mayor peso sobre los de tipo negativo, pues una persona que experimenta los primeros mira la gran imagen de los conjuntos[4], por lo cual no se fijaría en los pequeños detalles defectuosos del objeto; esto beneficia notablemente al diseñador, quien ante esto se encargaría de crear un producto que genere emociones positivas y deleite al consumidor.

 

 

Tres niveles de diseño: Visceral, conductual y reflexivo.

 

Para que un diseño sea no bueno, sino excelente debe cumplir con estos tres niveles, pues cada uno complementa al otro y simbolizan una vía hacia el éxito de un producto.

 

El Diseño visceral, según Norman, es aquella apariencia netamente física donde sentimos deleite y gusto por las cosas atractivas “nos encantan las curvas sensuales, las superficies de líneas delgadas y los objetos solidos y resistentes”[5]. Hay personas que comprarían un objeto por el simple hecho de ser bonito, de tener una apariencia física armoniosa, ‘todo estriba en la apariencia externa’. En este nivel del diseño entra en juego las primeras impresiones que se tienen de un objeto, pues algo que a primera vista se muestra atractivo (podríamos llamarlo a esto, amor a primera vista hacia un objeto) muy probablemente pasará a crear una necesidad de poseerlo; estas primeras impresiones pueden entrar por cualquiera de los sentidos, ya sea por el tacto, refiriéndose a las texturas suaves, sensuales e inmutables; la vista, refiriéndose a las curvas, las líneas, los vértices suaves que presenta, la forma tersa; el olfato, refiriéndose a aquellas cosas que nos cautivan con olores agradables; con el gusto, dado el caso que estemos en condiciones de oscuridad y a nuestro paladar lleguen sabores exquisitos.

 

A mi parecer este es un nivel difícil de hacer efectivo pues como expuse anteriormente la belleza es subjetiva, por lo tanto el diseñador corre con un gran riesgo de que su producto no tenga éxito solo por el aspecto que tiene.

 

El diseño conductual, según Norman, solo se basa en el uso y la forma en como el objeto comunica esta misma. “lo que importa es la función, la comprensibilidad, la usabilidad y la sensación física”[6]. En este nivel, la función y la usabilidad funcionan como primera apariencia; un bueno diseño conceptual de un producto no necesita un manual extenso de instrucciones para comunicar su función, esta es aparente a simple vista lo que facilita la interacción del consumidor con el objeto. Norman da como ejemplo de un mal diseño conceptual, las pilas cilíndricas, y en este aspecto estoy totalmente de acuerdo con el. Tanto las pilas como los dispositivos que las necesitan, aun después de 11 años desde la creación del libro, donde Norman argumenta que aun no habían diseñado una solución para no confundir el lado positivo con el lado negativo y ponerlas erróneamente en los objetos, no han diseñado una resolución a este problema; 11 años de avances tecnológicos increíbles, y en la comodidad de mi hogar las pilas a veces quedan mal puestas y los objetos no funcionan.

 

El diseño reflexivo, según Norman, se basa en la imagen y el significado que un objeto tiene, o puede proporcionar al consumidor[7]. En este nivel lo que importa es la imagen tanto publica como personal que pueda brindar un objeto, y el significado que este tenga emocionalmente con la persona. Por qué compramos un Mercedes Benz? Mas que por lo lindo que es o por lo veloz que pueda ser, compramos un mercedes por el significado social que este tiene y por la imagen que proyecta de nosotros; un hombre podría fácilmente salir a las calles montado en su mercedes, con el codo izquierdo saliendo por la ventada, las gafas de sol y el aire de superioridad, y sentirse el rey del mundo solo por el hecho de tener un carro como ese.

 

Ahora bien no solo es en cuanto a las apariencias físicas, también está involucrada la historia que pueda tener un objeto; ¿que diferencia existe entre la loción mas cara del mundo o la mas deliciosa, con la preferida de una persona? En efecto la historia que esta tiene. La loción preferida más que ser un olor rico, es la forma de recrear miles de recuerdos que esta trae a la mente; por esa simple razón una persona compraría toda su vida una misma loción sin parar a reparar otras.

 

“El valor de los objetos estriba en satisfacer las necesidades emocionales de las personas”[8] y ahí es donde el diseñador entra a cumplir un papel importante, debe buscar la manera de generar un vinculo emocional entre el objeto y la persona para así crear un nivel reflexivo, pues si este falla el atractivo físico tiende a desmoronarse, desmantelándose así el nivel visceral y quedando el conceptual pendiendo de un hilo.

 

Norman desarrolla 7 capítulos, generando un sentimiento de identidad con los casos que el plantea, pasando por temas como la música y su influencia, los videojuegos, el cine, los robots y  el futuro de estos, además de temas  como el diseño y los niveles que este tiene. Cada vez que expresa una idea, la desarrolla hasta el punto de abarcar cualquier pregunta que se pueda generar; como me ocurrió en el caso del sexto y séptimo capitulo donde hablaba de los robots y como estos tendrían una mejor funcionalidad si se les surtiera de emociones, mientras leía llegó a mi mente las lamentables películas en las que los robots logran dominar el mundo y ven a la humanidad como a una plaga que se debe exterminar, y pensé que Norman no había contemplado esta ficción que, viendo lo rápido que avanza la tecnología, podría convertirse en realidad; al momento de pasar unas dos paginas del libro, me encontré con un punto de vista de Norman que contemplaba aquella inquietud que había formulado, dejándome prácticamente callada y haciéndome enfrascar mas en el libro y su contenido.

 

Norman nos brinda un libro que, a diferencia de muchos otros libros con temáticas del diseño, podría ser leído por cualquier persona, pues no se necesita un gran entendimiento en el diseño industrial para interpretar todas aquellas ideas que Norman desarrolla.

 

 

 

 

 

 

[1] Libro Diseño emocional- El significado de los objetos- las múltiples facetas de emoción y diseño (pagina 58)

 

[2] Libro Diseño emocional- El significado de los objetos- las múltiples facetas de emoción y diseño (pagina 59)

 

[3] Libro Diseño emocional – El significado de los objeto- Los objetos atractivos funcionan mejor (Pagina 34)

 

[4] Libro Diseño Emocional – El significado de los objetos – Los objetos atractivos funcionan mejor (pagina 42)

 

[5] Diseño emocional – El diseño en la practica – Tres niveles de diseño: visceral, conductual y reflexivo.

 

[6] Libro diseño emocional – El diseño en la practica – tres niveles de diseño: visceral, conductual y reflexivo.

 

[7] Libro diseño emocional – El diseño en la practica – Tres niveles de diseño: visceral, conductual y reflexivo (pagina 105)

 

[8] Libro diseño emocional – El diseño en la practica – Tres niveles de diseño: visceral, conductual y reflexivo (pagina 108)

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